Pintura
Los silencios que se escuchan 2009-2010
Los silencios que se escuchan
Lorenza Aranguren deja el color a un lado
Francisco Javier Ibarra

Pablo Guerrero Galería exhibe en sus salas una decena de cuadros abstractos denominados por los tonos blancos

Hacía tiempo que la artista taparía Lorenza Aranguren no se dejaba ver con su obra en los espacios expositivos. Han sido dos años aprovechados para pensar, escribir mucho, reflexionar y despedirse de los colores, sobre todo de la gama de rojos tan presente en sus últimos trabajos. Y el resultado de esa introspección es el conjunto de 10 óleos y encaústicas que inaugura esta noche en Pablo Guerrero Galería con el título "Los Silencios que se escuchan.

"La mayoría de la gente me ubica con mi obra colorida, pero tenía la necesidad de hacer algo distinto, de dejar el color a un lado (me hacía mucho ruido) y de hacer una observación interna muy profunda, que me llevó a hacer un trabajo más depurado y muy limpio de color", expresa Aranguren, que en algunas piezas se atreve a incluir alguna pincelada de rojo y uno que otro tono amarillo.

El origen de la serie Los silencios que se escuchan hay que buscarlo hace aproximadamente un año, cuando la artista empezó a pintar el cuadro titulado La vulnerabilidad del blanco sin que hasta entonces hubiese manejado los óleos de ese color casi de forma exclusiva "Esa obra resultó ser una batalla increíble -recuerda-, porque empezó con muchos negros, pero la raspé y raspé, y tardé como cuatro meses haciendo ese cuadro, hasta que aterrizó. Trabajé muy duro, le quitaba, le ponía una vez y otra vez, le agregaba más blanco, diferentes tonos de blanco y quedó prácticamente el cuadro blanco. Y era padrísimo, porque lo miraba por la tarde y se veía de un tono distinto al que resultaba si lo miraba por la mañana o al logrado cuando prendía las luces de halógeno".

El título de la muestra es el resultado de la inquietud que entonces también tenía Aranguren de "hacer que se escuchara un silencio que yo tenía, como hablando de una manifestación en silencio, una mirada, una carta… muchas cosas que te llevan a escuchar silencios".

Fidelidad al arte abstracto

Hace ya casi dos décadas que Lorenza Aranguren presentó su primera exposición individual enmarcada en el arte abstracto, estilo del que ya nunca se ha desligado. Lejos de imitar la realidad a través del arte figurativo, lo que a ella le interesa es expresar a través de sus pinturas la subjetividad y su mundo interior de artista, logrando transmitir directamente el sentimiento mediante la mezcla de colores sin ninguna restricción (cuando es el caso) y plasmando formas y trazos con relaciones libres entre ellos.

"Lo abstracto me entretiene, me gusta muchísimo, me ocupa. Es una búsqueda sin límites, definitivamente. Dentro de lo figurativo siempre vas a estar limitado, mientras que lo abstracto es una búsqueda y aunque lo hace más difícil y más complicado porque quieres encontrar balance fuerza, y a veces algo de la nada, a mi me gusta mucho. Definitivamente, yo voy a seguir por ahí siempre", afirma.

Instalación

Los silencios que se escuchan es la segunda exposición individual de Lorenza Aranguren en Pablo Guerrero Galería, donde en esta ocasión también presenta una instalación, que ha titulado "El encierro". Se trata de 31 pequeñas casas de acrílico cuyo interior contiene una hoja de un bloc de notas arrugada con la opinión de alguien cerca de la situación vivida a principios del pasado mes de mayo en la capital de Jalisco, cuando el brote de influenza forzó la suspensión de misas, el viere de restaurantes y bares, obligó a jugar partidos de fútbol a puerta cerrada y causó paralización casi total de las actividades culturales programadas, ante la emergencia sanitaria. "Al poner dentro de una casita las diferentes opiniones que recabé entre la gente sobre lo que pensaba acerca de esta situación, doy la idea de que estamos encerrados en casa. Esta instalación también habla mucho de silencios que se escuchaban, porque dice mucho", señala la artista.

El encierro aparece reflejado en varios cuadros de la exposición en los que Lorenza Aranguren hace un guiño al arte figurativo con la inclusión de una casa de pequeñas proporciones.